domingo, 26 de abril de 2015

Reflexiones Nocturnas (XV): El país donde los estadios de fútbol están abiertos

Por Jon Fernández (@Mur_98)

Y no solo los estadios. Todo está abierto en Suiza, país disciplinado, ordenado y puntual -de ahí su fama relojera-. He tenido la oportunidad de pasar una semana allí, conociendo su cultura, su gente y descubriendo sus maravillosos paisajes. Lógicamente, y como bien nos recuerda el refranero español, hay de todo en la viña del Señor, pero la primera conclusión que se puede sacar es que son menos pasionales y más confiados. Claro, que es lógico ser confiado en un lugar en el que solo los extranjeros rompen las reglas.

También son silenciosos y limpios, y, por lo general, tienen más dinero. Aunque eso no significa vivir mejor o más felices, porque no conocen otros aspectos como puede ser bajar al bar a ver un partido. Cosas que parecen no tener importancia alguna cuando estás en casa, pero que notas al estar fuera. No hace falta ser muy avispado para darse cuenta de que hacen menos vida social. Pensaréis, ¿y esto qué tiene que ver con el fútbol? Personalmente, creo que todo está relacionado, que es imposible separar el fútbol del resto de la vida de las personas. El fútbol es un componente de la vida de un individuo, no más. Si habéis aguantado leyendo hasta aquí, no sigáis si lo único que buscáis en este artículo es fútbol. Porque no todo en la vida es fútbol. Estoy seguro de que los que ya me conocéis seguiréis, y al resto os invito a hacerlo. Pero, repito, no busquéis mucho fútbol.

Stade de la Maladière
Aunque como esto es un blog deportivo algo de ello habrá que escribir. Visité el Stade de la Maladière, hogar del Neuchâtel Xamax, un equipo al que entrenaron Caparrós y Víctor Muñoz y donde jugaron Arizmendi y Uche, entre otros. Ahora juegan en tercera, porque los chanchullos de un checheno, de nombre Bulat Chagaev, hicieron que la SFL (Swiss Football League - Liga Suiza de Fútbol) retirara la licencia al conjunto xamaxien mediada la temporada 2011-12. Aunque esto se veía venir prácticamente desde que Chagaev comprara el club en mayo de 2011. Nombró como técnico a Bernard Challandes a un mes de finalizar la temporada, y, tras perder la final de la Copa, le echó y contrató a Sonny Anderson. Lo que pasa es que el brasileño no tenía carnet, y François Ciccolini fue oficialmente el técnico hasta que tras la segunda jornada de liga ambos fueran despedidos. Llegó Joaquín Caparrós, que tampoco duró más de mes y medio, ya que tras una acalorada discusión con Chagaev y sus armados guardaespaldas en el vestuario, decidió escapar. Víctor Muñoz fue el encargado de intentar levantar la situación de un supuesto candidato a Europa que estaba en descenso, pero las cosas no hicieron más que empeorar. No en lo deportivo, porque al finalizar la primera vuelta los neuchâtelois sumaban 26 puntos y eran cuartos; sino en lo económico. Los jugadores no cobraban y la liga suiza encontró evidencias de fraude por parte de Chagaev. Los avales que había entregado eran falsos, había falsificado documentos y cometido infinidad de irregularidades. El Xamax no jugó más. En enero de 2012 le fue retirada la licencia y tuvo que ser refundado en el quinto escalón del fútbol helvético. A día de hoy, lideran la tercera división y tienen todas las papeletas para jugar en la Challenge League (2ª) el año que viene.

Esa 2011-12 fue precisamente lo contrario a lo que es Suiza habitualmente: país civilizado y donde se cumplen las normas a rajatabla. No fue la retirada de la licencia al Neuchâtel Xamax el único incidente extradeportivo de esa temporada, ya que el Sion fue sancionado con 36 puntos.

La vida sigue en Neuchâtel, con la esperanza de volver pronto a Primera, y de algún día volver a vivir gloriosas noches europeas como en los 80 y los 90, cuando lograron vencer en la Maladière al Bayern y al Real Madrid, entre otros. Mientras trenes y autobuses pasan puntualmente por delante, el estadio xamaxien reposa tranquilo sobre un centro comercial. Y lo hace abierto.

Si a alguien esto le ha interesado y sigue leyendo, quería simplemente agradecer a todas las personas con las que me he encontrado en ese maravilloso país, especialmente a Alex; que me han intentado acercar su cultura -aunque para mí sigue siendo extraña- y que han hecho de esta última semana una magnífica experiencia. Volveré algún día, y espero que los campos de fútbol sigan estando abiertos. Ah, y compraré más chocolate.

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