miércoles, 27 de mayo de 2015

Reflexiones Nocturnas (XVI): ¿Y por qué no?

Por Jon Fernández (@Mur_98)

Tres son los días que restan para la disputa de la final de la Copa del Rey. Athletic y Barcelona pugnarán por un título que despierta ilusión en ambas ciudades. Sin embargo, por razones bien distintas. Para los catalanes, la Copa es un título menor, pero que puede ayudar en la consecución de un triplete y un futuro sextete, ya logrado en la época de Guardiola. Para ellos, no es una Copa, es un chupito. En cambio, tras treinta temporadas de sequía -esta sería la 31ª-, la emoción que generaría un título en Bilbao sería incalculable.

Sí, es un partido de fútbol, pero es mucho más que eso. En días como este próximo sábado da igual que te guste el fútbol o no. Muchas veces he hablado ya de que este maravilloso deporte es mucho más que lo que sucede en el terreno de juego, aunque algunos no lo quieran ver así. Es más importante el movimiento social que produce que lo que ocurre en el partido en sí. Aunque el ganador se decida allí.

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Casco Viejo de Bilbao
La villa de Bilbao está vestida de gala para la ocasión. Las banderas del Athletic ocupan balcones, ventanas, fachadas y calles enteras. Andamios, ambulatorios, colegios o edificios públicos. Da igual. Es la fiesta del fútbol, elevada a su máximo exponente. Todos somos del Athletic. Todos somos el Athletic.

Y no estamos locos, no creáis. Sabemos que el Barcelona es favorito. Somos conscientes de que tienen a Messi, Suárez, Piqué, Busquets y Neymar. Y a muchos más. ¿Y que más da? ¿Y si ganamos? Hay que estar preparados por si a nuestros once aldeanos les da por dar la campanada. Por si al Maracanazo, al Centenariazo y al Mineirazo les sigue el NouCamparazo, o como queráis llamarlo. A la utopía por la épica, pasando por Bilbao. Por nuestra historia, nuestra filosofía, nuestra casta y nuestro valor. Y porque también sabemos jugar a ese deporte que inventaron los ingleses y en el que siempre gana Alemania. Peor que el Barça, sí, pero sabemos.

¿Y si sí? Hay que confiar. Y lo haremos. El sábado Bilbao será rojiblanco. Y pase lo que pase, lo seguirá siendo. Por y para siempre. Fútbol es fútbol, dijo Boskov. Cualquier cosa puede ocurrir. Barcelona, no vaya a ser que nos dé por ganar, se verá inundada por aficionados del Athletic. Aunque juguemos allí, en casa del rival, el ambiente lo llevaremos nosotros, no os quepa duda. Que somos de Bilbao, joder. Está claro. Y eso que no somos favoritos. Eso sí, a ilusión no nos gana nadie. Porque somos de un equipo especial, diferente, que eligió seguir su propio camino, el cual no cambiaremos jamás. Cantera y gente de la tierra, contra millones y millones. No es lo mismo, como me dijo un compañero, lo que pueden sentir Neymar o Gurpegui al ganar este título. Ni tan siquiera es comparable. Uno, brasileño y estrella mundial, aspira a otros reconocimientos mayores. El otro, navarro, tiene por delante el inmenso reto de levantar un trofeo con el equipo de su vida, por el que lo ha dado todo. Y abrir las vitrinas de San Mamés para hacer hueco a una nueva Copa, 31 años después. Eso también juega, también se refleja en el campo. 30 de mayo, Carlos levantando, junto a Andoni Iraola, la Copa del Rey en el Nou Camp. Imagínenselo y sueñen. Porque los sueños, a veces, se hacen realidad.

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