Por Miguel Ángel Martín (@AdictoFutbolES)
Partido de la jornada en Serie A, que tras ser conquistada por la Juventus perdía cierta emoción, desde que la Roma perdiera la estela de los bianconeri. Aún así el conjunto napolitano se jugaba la plaza de acceso directo a Champions League mientras que el club rossonero no se jugaba nada excepto el honor por lo que presentaba un esquema diferente, sin Menez ni Cerci.
Nada más empezar el encuentro, el esquema presentado por Inzaghi tuvo que ser modificado ya que a los 48 segundos De Sciglio era expulsado al derribar a Higuain. Más de tres minutos se tardó en tirar el protestado penalty que atajó Diego López pese a que iba colocado a la escuadra izquierda.
A partir de ese momento, el Milan parecía una especie de muro que tras unos diez minutos intentando naufragar consiguió hacerse con el dominio del partido. Giacomo Bonaventura era vital, en su labor como todo campista, sacando el balón y finalizando. En una de esas jugadas llegó a rematar a la cepa del poste un centro de Bocchetti.
El comando era claro, Destro aguantaba la pelota, el equipo se estiraba y Giacomo movía líneas hace la portería. Estaba cuajando una gran primera parte el equipo lombardo, defensivamente el muro era necesario y pese as que Poli estaba jugando de lateral derecho, la afinidad era bárbara.
Los napolitanos recibían silbidos y abucheos de la curva mientras que los jugadores protestaban amargamente. Marek Hamsik estaba siendo cortocircuitado por el marcaje feroz de De Jong, Inzaghi espabilado se dio cuenta de ese detalle, haciendo que Van Ginkel hiciera lo mismo con Insigne.
Se llegaba al descanso con un Rafa Benítez preocupado pese a su típico gesto de confianza en sus ideas.
Tras el descanso, el partido fue diferente, y fíjate si cambio que en apenas cinco minutos los del sur consiguieron más ocasiones que en la primera mitad. Benítez observó la jaula sobre Hamsik e Insigne así que decidió adelantar y juntar más a otro jugador de calidad como Jorginho siendo las ayudas defensivas de Honda, la kriptonita del Milan.
Consecutivamente otra variable era el cansancio del muro lombardo, que añadido a la agitación que causaba Insigne en los defensores, daba como resultado las ocasiones locales.
Siendo objetivos, la estructura sólida creada por Poli, Alex, Paletta, Bocchetti y De Jong tenía que debilitarse y además con la entrada de Mertens al campo, el resultado de la ecuación realizada por Benitez era evidente. Así en seis minutos cayeron tres goles.
Primero Hamsik anotaba con su elegancia y refinería un buen gol desde la frontal del área caido a derecha donde pego con el interior pegado al poste, simple. El siguiente fue made in Insigne, el ex del Pescara llegó a línea de fondo puso el balón atrás donde espera impaciente Higuain para ponerla a media altura en el palo largo, imparable. El Milan era un gato panza arriba y como no, aparentemente desaforunado ya que el último gol es obra de un rechace que rebota en Gabbiadini para colarse en el fondo de la red, de nuevo en una jugada similar a la del segundo.
Por último destacar la movilidad de Mertens en los minutos finales, dolor de cabeza constante que machacaba la defensa cual martillo pilón, obra suya pudo ser el cuarto. Típico regate y disparo en uno que intento colar por la escuadra a Diego López. El lucense una vez más, puso una de las postales que gustan tanto con su excepcional palomita al chut del belga.
Alboroto final por la celebración radical de la curva napolitana que vieron como su equipo asediaba y ganaba al histórico AC Milan.
Nada más empezar el encuentro, el esquema presentado por Inzaghi tuvo que ser modificado ya que a los 48 segundos De Sciglio era expulsado al derribar a Higuain. Más de tres minutos se tardó en tirar el protestado penalty que atajó Diego López pese a que iba colocado a la escuadra izquierda.
A partir de ese momento, el Milan parecía una especie de muro que tras unos diez minutos intentando naufragar consiguió hacerse con el dominio del partido. Giacomo Bonaventura era vital, en su labor como todo campista, sacando el balón y finalizando. En una de esas jugadas llegó a rematar a la cepa del poste un centro de Bocchetti.
El comando era claro, Destro aguantaba la pelota, el equipo se estiraba y Giacomo movía líneas hace la portería. Estaba cuajando una gran primera parte el equipo lombardo, defensivamente el muro era necesario y pese as que Poli estaba jugando de lateral derecho, la afinidad era bárbara.
Los napolitanos recibían silbidos y abucheos de la curva mientras que los jugadores protestaban amargamente. Marek Hamsik estaba siendo cortocircuitado por el marcaje feroz de De Jong, Inzaghi espabilado se dio cuenta de ese detalle, haciendo que Van Ginkel hiciera lo mismo con Insigne.
Se llegaba al descanso con un Rafa Benítez preocupado pese a su típico gesto de confianza en sus ideas.
Tras el descanso, el partido fue diferente, y fíjate si cambio que en apenas cinco minutos los del sur consiguieron más ocasiones que en la primera mitad. Benítez observó la jaula sobre Hamsik e Insigne así que decidió adelantar y juntar más a otro jugador de calidad como Jorginho siendo las ayudas defensivas de Honda, la kriptonita del Milan.
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| Excéntrica celebración de Hamsik. |
Siendo objetivos, la estructura sólida creada por Poli, Alex, Paletta, Bocchetti y De Jong tenía que debilitarse y además con la entrada de Mertens al campo, el resultado de la ecuación realizada por Benitez era evidente. Así en seis minutos cayeron tres goles.
Primero Hamsik anotaba con su elegancia y refinería un buen gol desde la frontal del área caido a derecha donde pego con el interior pegado al poste, simple. El siguiente fue made in Insigne, el ex del Pescara llegó a línea de fondo puso el balón atrás donde espera impaciente Higuain para ponerla a media altura en el palo largo, imparable. El Milan era un gato panza arriba y como no, aparentemente desaforunado ya que el último gol es obra de un rechace que rebota en Gabbiadini para colarse en el fondo de la red, de nuevo en una jugada similar a la del segundo.
Por último destacar la movilidad de Mertens en los minutos finales, dolor de cabeza constante que machacaba la defensa cual martillo pilón, obra suya pudo ser el cuarto. Típico regate y disparo en uno que intento colar por la escuadra a Diego López. El lucense una vez más, puso una de las postales que gustan tanto con su excepcional palomita al chut del belga.
Alboroto final por la celebración radical de la curva napolitana que vieron como su equipo asediaba y ganaba al histórico AC Milan.
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