jueves, 29 de enero de 2015

Atlético de Madrid 2 - 3 FC Barcelona:La importancia de un buen arbitro

Por Luis Vega Castillo (@Luisletal)

Iba a ser uno de esos partidos de escándalo, uno de esos que espera todo el mundo sea del equipo que sea. El resultado de la ida, aunque favorecía a los culés dejaba opciones para soñar a los atléticos con su remontada. ¿Fue pues un partido de escándalo? No, ni mucho menos. ¿Por qué? Ya lo veremos. 

El Atlético salía sin Godín por sanción, ni Koke y Tiago por lesión. El Barcelona contaba con todos. 

Empezó el partido en un Calderón que se engalanó para la ocasión con todo su esplendor (para nada), lleno total para animar a los suyos en esta difícil empresa, con multitud de tifos que crearon un ambiente espectacular. Cabe destacar que se inició con 5 minutos de retraso, ya que el joven colegiado, Gil Manzano, tenía problemas con la sujeción del brazo de su comunicador (digo yo que eso había que tenerlo preparado antes del encuentro ¿no?). No sería lo único con lo que tendría problemas. 

Y como si Torres tuviese un pacto con el diablo, en apenas un minuto, como ya hizo en el Bernabéu, cazó un despeje de Siqueira, sentó a Mascherano en la frontal del área y se sacó un disparo increíble pegado al palo derecho de Ter Stegen. Golazo, 1-0 y rugía todo el Calderón, aquello parecía más que posible, 90 minutos para ganar la eliminatoria. 

El balón se dividía mucho en un césped amazónico, el Atleti presionaba y el Barça intentaba montar alguna contra con la que superar la adelantadísima línea de presión rojiblanca. Y así fue, tras una genialidad de Messi en banda derecha con la que dejó a Mario Suárez con dos palmos de narices, Luis Suárez asistió a la perfección a Neymar que se plantó ante Oblak (nadie sabe donde estaban los centrales rojiblancos) y sacó un grandísimo disparo que acabó con el 1-1. 

Lo dicho, esto iba a ser un partidazo, y si pensaban que los del Cholo se vendrían abajo por encajar se equivocaron. El conjunto del Manzanares siguió apretando con un Torres en estado de gracia (nadie nunca bajó tantos balones en 45 minutos) y un Siqueira que se proyectó ofensivamente a la perfección. 

El partido estaba siendo un espectáculo, los genios del Barcelona se salían, el Atlético no se quedaba atrás, todo era tensión, brillantez y un público entregado al espectáculo. 

Hasta que en un maravillo caño de Juanfran a Mascherano, el colegiado pitó penalti, cuando era una falta muy cercana al área. Por increíble que parezca fue su error mas liviano. Lo lanzó Raúl García y entró. 2-1 volvía a rugir el Calderón, solo faltaba un gol. 

Todo seguía en su cauce, apuntando a partido épico a pesar de ese error en la decisión arbitral del penalti, y en un córner para los catalanes, Miranda, el cual estaba mas preocupado de pelearse con Suárez que de la pelota, acabó metiendo el balón en su propia portería. Empate a 2 y las cosas estaban muy complicadas para los del Calderón. 

Aún así unos minutos después la tuvo Griezmann, que empalmó un grandísimo centro de Siqueira al cual Jordi Alba llegó con una magnifica parada. Era penalti clarísimo, esta vez si pero Gil Manzano no quiso verlo o pitarlo, ese era de los fáciles, ¿Para qué?. Por si no fuera suficiente, el balón rechazado por la mano de Alba terminó en una contra letal que culminó Neymar con un magnífico tanto, que calidad del brasileño. 3-2 el sueño atlético parecía esfumarse. 

Llegábamos al descanso con un malestar general, todo derivado de las desacertadas decisiones arbitrales. Neymar se las tenia al principio con Raúl García en una discusión en la que no había ningún respeto, y llegó al túnel a punto de enzarzarse con Torres y Juanfran a pesar de los inútiles intentos de Iniesta por llevárselo de allí. 

Así que todos estábamos pendientes de si el Cholo sería capaz de llenar los corazones de sus 11 soldados con uno de esos discursos inspiradores en el vestuario de cara al segundo tiempo. 

Pero cuando arrancó la segunda parte, nos enteramos de que Gil Manzano había seguido haciendo de las suyas en el túnel. No contento con los dos penaltis, el pitado que no era y el no pitado que si era, mostró en el vestuario la segunda amarilla a Gabi. Se rompió todo, la magia, el partido, la emoción... 

Al terminar el partido Gabi dijo que la segunda amarilla se debió a que había reclamado al colegiado penalti y expulsión en la acción de Alba con la mano. En el acta también se refleja eso. Incomprensible. 

Todo eran dudas cuando solo salieron 10 rojiblancos al terreno de juego, produciéndose además el cambio de Saúl por Griezmann, hasta que se anunció por megafonía la expulsión del capitán colchonero. Empezaron los abucheos y el partido se convirtió en una mísera pachanga llena de momentos para olvidar. 

A los pocos minutos Arda recibió una falta que lo dejó sin bota, falta no pitada, el mago turco sucumbió a la impotencia y arrojó la bota a la zona del linier (en serio, lo hizo), con la suerte de que ni impactó ni lo vieron. Le echaron una amarilla, por echar algo digo yo. Ya veremos como termina todo esto y si no hay sanción para el Otomano, nos remitiremos al acta del partido. 

No queda mucho más que decir, mas allá de que el Barcelona no quiso hacer demasiada sangre de un Atlético mermado que no llegaba a la pelota y que terminó protagonizando algunas entradas muy duras y feas que terminaron con la expulsión de Mario Suárez

Entraron también el la segunda parte Gámez, Rafinha, Mathieu y por último Pedro que sustituyó a Neymar el cuál se fue con una tremenda pitada por parte del Calderón, dejando atrás dos auténticos golazos y varios feos gestos y discusiones con Raúl García y Juanfran. No se salva ninguno de los tres por sus actos de indisciplina y falta de autocontrol. 

En resumen, partido que apuntaba a épico hasta la primera media hora, cuando Gil Manzano decidió cobrar protagonismo en el encuentro. Incomprensible como la federación adjudica a un arbitro tan novato(apenas 30 años) a un encuentro de estas dimensiones y repercusión. 

Pasó el Barcelona, que fue a fin de cuentas superior al Atlético y demostró que cuando es necesario jugar a la contra puede hacerlo sin problema, solventando así un partido que solo duró 45 minutos

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