jueves, 16 de octubre de 2014

Reflexiones Nocturnas (V): Ánimo Thiago

Por Jon Fernández (@Mur_98)

El internacional español Thiago Alcántara volvió a lesionarse ayer. De nuevo en esa maldita rodilla derecha que tantos problemas le está dando en los últimos meses. La lesión que nunca acaba, ya que en estos momentos el jugador afronta su segunda recaída. Desde que en marzo tuvo que ser sustituido en un choque ante el Hoffenheim, Thiago no ha podido disputar partido oficial alguno. Cuando, tras un tratamiento conservador llevado a cabo en Barcelona, regresó a los entrenamientos con el Bayern; volvió a lesionarse. Esta vez, ya en mayo, el futbolista sí que tuvo que pasar por el quirófano. Tras un largo verano de sesiones de recuperación, con la temporada totalmente en marcha, volvió a recaer. Ayer mismo, el club bávaro emitió un breve comunicado en el que anunciaban la rotura parcial del ligamento interior de la rodilla derecha del ex del Barça. Deberá operarse y, según las prediciones más optimistas, reaparecerá, esperemos que esta vez sí, en febrero.

Thiago Alcántara
Pero esto que tenéis aquí arriba no son más que datos. En realidad, no sirven para nada. El calvario de Thiago parece no tener fin. Y estas líneas las escribe alguien que de esto, humildemente y por desgracia, sabe algo. No soy experto en medicina, ni mucho menos. Pero sí alguien que pasa -o ha pasado, según cómo se mire- por algo parecido. Por eso me duele casi tanto como a él que haya recaído. Antes de mi lesión, no sentía las lesiones de los futbolistas. Ahora, un servidor se da cuenta de que los veintidós que saltan al césped no son más que personas. Con sentimientos. Cada vez que alguien se rompe el ligamento cruzado anterior, o cualquier otra parte de la rodilla, lo siento mucho más que antes. Empatizo. Por ejemplo, la lesión de Esteban Granero, que se produjo prácticamente al mismo tiempo que la mía, fue, sin duda, la que más he seguido en mi vida. Luego te das cuenta -o quieres pensar- que no es para tanto. Pero sí lo es.

Yo me lesioné una vez y más de un año después sigo sin poder jugar. Pero, señores, yo no vivo de esto. Gente como Thiago sí lo hace, y supongo que eso hará que les afecte aún más. Es duro estar 365 días sin jugar, pero aún más difícil será hacer el mismo proceso de recuperación tres veces, ya que, tras las dos primeras, te ha sucedido lo mismo. Has recaído cuando veías la luz al final del tunel.

En cualquier caso, no queda otra que tirar para delante. La vida nos pone pruebas, a veces duras, y tenemos que superarlas. Es lo que toca. Como dijo Sir Ernest Shackleton, los hombres no se hacen a partir de victorias fáciles, sino en base a grandes derrotas. Y de esas derrotas, y esto lo añado yo, hay que levantarse. Amigo Thiago, lo que ahora te corresponde es volver a luchar, y que pronto estés de vuelta, para deleitarnos  de nuevo con tu magnífico juego. ¡Ánimo, campeón!

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