Por Jon Fernández (@Mur_98)
El martes fue el peor día para Valverde en esta segunda etapa del técnico en el banquillo del Athletic. El peor hasta entonces era el pasado sábado, cuando el Eibar logró empatar en San Mamés e incluso pudo llevarse los tres puntos. El conjunto rojiblanco está inmerso en una espiral de desesperación, que empeora día a día, y que podría seguir haciendose más grande el domingo en el Santiago Bernabeú.
Nada es como el año pasado. Nada funciona como el año pasado. Es cierto que la baja de Ander Herrera ha hecho mucho daño, ya que no tiene sustituto y hasta seis futbolistas han pasado ya por la mediapunta; pero no puede ser el único factor que haya llevado al club vasco a esta dinámica tan negativa. Y no solo son preocupantes los resultados, sino que más lo son aún el juego e incluso la actitud, como indicó el propio Valverde en la rueda de prensa posterior al encuentro.
El partido empezó mal, desde el primer minuto. El BATE salió con una intensidad que duplicaba la de los vascos, que estaban muy imprecisos en todas las facetas del juego. Tras varios intentos fallidos, los bielorrusos aprovecharon un córner para ponerse por delante en el electrónico. La jugada de estrategia más vieja que conoce el fútbol puso en jaque al Athletic. Peinarla en el primer palo y rematar en el segundo. Iturraspe se olvidó de que en el fútbol hay que defender y dejó solo a Polyakov, que no falló e hizo el 1-0 que era totalmente justo.
El Athletic no solo es que no reaccionara, es que fue a peor tras el gol encajado. Iturraspe perdió 22 balones durante el encuentro, Beñat 14, Rico estuvo muy impreciso, Ibai no apareció, Iraola ya no es, ni de lejos, el que era; y Balenziaga y San José dejaron descubiertas sus respectivas carencias. Con cuatro jugadores no puedes ganar un partido. Y tras varias ocasiones falladas por los bielorrusos llegó el segundo, obra de Karnitskiy, que tuvo la fortuna de que su disparo flojo tocó en Iraola haciendolo prácticamente inalcanzable para un Iraizoz que ya se estaba venciendo hacia el otro lado.
Pero al Athletic no le ha desaparecido la calidad, y tras una gran jugada de Muniain, este asistió a Aduriz para que el zorro se marchara de su defensor con una gran maniobra y batiera a Chernik con un buen disparo cruzado. No hubo tiempo para más en la primera parte, donde el BATE merecía ganar por más del 2-1 que reflejaba el marcador.
Valverde quitó a Rico y a Ibai y saltaron al cesped Susaeta y De Marcos, pasando este último a ocupar la media punta, posición en la que ya jugó con Marcelo Bielsa en el banquillo. El Athletic mejoró un poco, pero no era ni mucho menos suficiente para doblegar a un BATE mucho más intenso y acertado. Los bielorrusos disfrutaron de innumerables ocasiones propiciadas por errores de Iraola, Iturraspe, San José, Balenziaga, Beñat y compañía, y resultó increíble que no lograran hacer el tercero, el cuarto, el quinto e incluso el sexto. Para ello dispusieron de 22 tiros, una estadística que refleja las facilidades que dejó el Athletic atrás. Solo estuvo bien, muy bien, Aymeric Laporte, que intentó arreglar los errores de todos sus compañeros. El galo se mostró rápido, fiable y efectivo, al contrario que el resto de defensores y centrocampistas.
Sin embargo, el BATE perdonó, y el Athletic pudo haber logrado el empate gracias a un buen disparo lejano de Susaeta, que Chernik envió a córner. Esto sucedió con la entrada de Toquero, que pese a no contar con la calidad técnica de sus compañeros, al menos corrió con todas sus ganas y se mostró muy activo.
Al final, merecidísimo triunfo de un BATE Borisov que pudo golear a la contra al Athletic, en parte gracias al lateral izquierdo Mladenovic, que fue un descubrimiento para todos los espectadores que no le conocíamos. Desbordó todas las veces que quiso. Valverde tiene que dar con la tecla, y puede que el parón ayude, pero antes toca visitar el Santiago Bernabeú. Fue un 2-1, pero lo mejor fue el resultado. El Athletic hizo el ridículo en Borisov.
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