Por Andrés Jiménez (@laquiniela_es)
Como venía diciendo Luis Enrique, técnico del Barça, “todo será muy negro cuando el Barça sufra su primera derrota”, y que “el día que perdamos todo será un desastre”, y así parece que va a ser, aunque como en toda derrota se pueden sacar siempre conclusiones positivas y negativas. El Barça, al igual que otros grandes, también tiene que encontrar ‘el equilibrio’.
Comenzando por las positivas, hemos visto a un Barça que ha peleado hasta el último minuto por llevarse al menos un punto de París, y que a pesar de la adversidad del marcador, nunca se dio por vencido. Por otra parte, la reacción inmediata al 1-0 y al 3-1 de los parisinos, con goles de Messi y Neymar, son un buen síntoma de cara a próximos partidos complicados y además, se ha llevado el peso del partido durante gran parte del mismo, salvo en el inicio.
En cuanto a los aspectos negativos, se vieron ciertos bajones de concentración, sobre todo en zona defensiva: el primer gol de David Luiz fue de patio de colegio, dejando controlar al brasileño, darse la vuelta y rematar cómodamente sin nadie de por medio. El segundo fue un fallo clamoroso de Ter Stegen, hoy portero titular, mientras que el tercero fue más mérito de los franceses, aprovechando la búsqueda del empate a dos de los culés al inicio del segundo tiempo, y la banda izquierda de Alba, que junto a la de Alves, fue un coladero. Aun así, a pesar de la buena marcha en liga, este equipo sigue necesitando ajustes y las derrotas son un buen termómetro para ver estos fallos.
Así pues, si algo hemos visto claro, es el antagonismo existente entre ataque y defensa. Las reacciones a los goles del PSG son una buena indicación de que este equipo tiene una gran capacidad de reacción frente a situaciones adversas y que arriba, a falta de la incorporación de Luis Suárez, el equipo tiene dinamita. Además, más de la mitad de la segunda parte se ha jugado en la mitad del campo de los franceses y con tan sólo tres defensas por parte del Barça durante gran parte de la segunda mitad.
Quizá los graves fallos en el primer y segundo tanto, lastraron bastante a los azulgrana, a pesar de llegar hasta el encuentro de esta noche con cero goles encajados. El Barça sufrió mucho a la contra, y tanto Alves como Jordi Alba, superados casi constantemente por Lucas Moura y Pastore, se las vieron moradas por banda. De hecho, un fallo del lateral brasileño dio origen a la falta que a la postre supondría el primer tanto de David Luiz. Un minuto después, llegaría el empate de Messi, tras una gran jugada al primer toque con Neymar e Iniesta como último asistente.
La presión del Barça fue buena en algunas fases del partido, pero la del PSG también, sobre todo la ejercida sobre Rakitic, faro blaugrana en lo que va de liga y a la que los franceses supieron sacar partido. Tampoco fue un gran partido de Busquets, al que se le ve algo falto de ritmo y de intensidad, quizá debido a que Luis Enrique no se anima a que Mascherano le pueda discutir el puesto y apueste más por el argentino como central que como mediocentro defensivo.
El segundo tanto vino en un córner, precedido de una pérdida de balón de Jordi Alba. Al saque del mismo, Ter Stegen en primera instancia y Rakitic en segunda, no pudieron despejar el balón que terminó en la cabeza de Verrati para subir al marcador el 2-1.
Tras el descanso, se esperaba a un Barça más volcado hacia el partido, pero en lugar de eso, vimos a un PSG mucho más enchufado en la búsqueda de la victoria, y no tardaría demasiado en allanar el camino, puesto que Matudi, remachó a gol un centro enviado desde la banda de Alba por Van der Wiel para convertir el 3-1. Acto seguido, de nuevo acortaría distancias el Barça con un gran gol de Neymar, que de semi-volea, enviaría el balón ajustado al palo izquierdo de Sirigu.
Tras el 3-2, Luis Enrique se la jugó retirando a Alves del terreno de juego y dando entrada a Sandro, con lo que la defensa se quedaría en una línea de tres. El Barça embotelló al PSG, quien mantenía el marcador gracias a una gran intensidad defensiva y el juego a la contra, y gozó de dos oportunidades para poder haberse llevado el empate y hasta la victoria en el partido. La primera para Jordi Alba, que recibió solo dentro del área y disparó a puerta llegando por el margen izquierdo del área, pero un providencial Marquinhos fue al suelo para cortar el lanzamiento (algo que celebró como si de un gol se tratara), posteriormente, un gran disparo de Munir, que entró mediada la segunda mitad por un desaparecido Pedro Rodríguez, se fue a la cepa del poste, marrando la última oportunidad de haber arañado al menos un punto de París.
Lo cierto es que, a pesar de la derrota, no hay que ser catastrofistas: el equipo ha trabajado bien, y todavía está en fase de renovación, asimilando las nuevas ideas de Luis Enrique, y viendo todo lo que queda por delante y el hecho de que los franceses tienen que pasar por el Camp Nou, hace que las aspiraciones culés para el primer puesto del grupo estén prácticamente intactas. Recordemos que el PSG tan solo tiene un punto más que el Barcelona, puesto que empató a uno frente al Ajax la pasada jornada de Champions, y si se llegara al duelo de vuelta con esta misma diferencia, la victoria culé supondría ponerse por encima de los galos.
Luis Enrique tiene todavía mucho por hacer, pero él lo sabe y así lo ha manifestado recientemente. En septiembre no se gana nada.
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