sábado, 12 de julio de 2014

Una final con remontada historica

Por Fabián Acosta (@fabiiann30)

El 26 de mayo de 1999 el mundo del fútbol se disponía a disfrutar del partido más importante de clubes del viejo continente: la final de la UEFA Champions League. El Manchester United y el Bayern de Múnich eran los protagonistas. Dichos equipos se habían visto las caras en el Grupo D, que compartían con el Brøndby danes y con el Barcelona. En ambos partidos consiguieron un empate: 2-2 en el Olímpico de Múnich y 1-1 en Old Trafford. El Bayern clasificó primero tras sumar 11 puntos (3PG, 2PE, 1PP), en tanto que el Manchester se quedó con el segundo puesto, a pesar de acabar el grupo invicto, sumando tan solo un punto menos que los alemanes (10) tras 2 partidos ganados y 4 empates. De camino a la final, los bávaros derrotaron al 1.FC Kaiserlauten en cuartos y al Dínamo de Kiev en una durísima semifinal. Por la otra parte, los “Red Devils” dejaron atrás al Inter y a la Juventus en ese orden. En la final, el Camp Nou de Barcelona albergó a más de 90.000 espectadores. Los dos equipos llegaban con posibilidades de conseguir el llamado triplete (Copa, Liga y Champions) ya que ambos eran campeones de liga y el Manchester ya había ganado la FA Cup (los alemanes eran finalistas de la Copa de la Liga, y la ganarían luego).

El Manchester salió con un 4-4-2, con Peter Schmeichel en el arco; Gary Neville, Jaap Stam, Ronny Johnsen y Denis Irwin en defensa; Ryan Giggs, Nicky Butt, David Beckham y Jesper Blomqvist en el centro, más los atacantes Andy Cole y Dwigth Yorke. El Bayern Munchen presentó un esquema ya poco habitual en estos días, un 1-4-2-3, con Khan en la meta; Matthaus de líbero, Babbel, Kuffour, Linke y Tarnat en defensa; los mediocentros Stefan Effemberg y Jens Jeremies; Basler y Zickler como extremos y Jancker en punta.

El trámite del partido se desniveló ya desde el comienzo cuando Basler conectó un tiro libre a los seis minutos de haberse iniciado el encuentro. La jugada preparada tuvo a Markus Babbel y a Jancker como cómplices, encargados de abrir una barrera de ocho hombres del United. El certero pelotazo fue abajo, junto al palo izquierdo de Schmeichel.

Con Beckham en el doble pivote, el Manchester perdía garra para recuperar, justo lo que le sobraba a Effemberg y a Jeremies en el cuadro alemán. No obstante, el juego directo de los Diablos Rojos le permitió a Andy Cole lucirse con dos remates que el arquero alemán Kahn detuvo sin problemas, mientras que en el otro área Jancker padeció un asfixiante marcaje del holandés Jaap Stam. Así dadas las cosas, el Bayern se fue tranquilo a los vestuarios, con la mínima ventaja.


En busca de la paridad, Alex Ferguson cambió su 4-4-2 por un 4-3-3 sustituyendo al volante Jesper Blomqvist por el delantero Sheringham al minuto 67 y a Andy Cole por Ole Solskjaer en el 81´. La desproporción se notó más aún en la línea media al quedar solo Niki Butt como recuperador, respaldado por Beckham y Giggs, jugadores mucho más técnicos que defensivos. El técnico del Bayern entendió a la perfección que el Manchester estaba decidido a jugar directo y al pelotazo, y por ello intentó buscar el contragolpe.

Se jugaba el minuto 91 de partido, Beckham cobró un tiro de esquina y en una diferencia de 11 contra 10 en las marcas, Schmeichel no llegó pero Sheringham después de una serie de rebotes dio el tanto de la supervivencia que forzaba la prórroga.

Ya en el 93´, con 1-1, el Manchester United tenía otro córner a favor, ¡y sí!, llegaría la alegría inglesa y la impotencia alemana ya que Beckham lo sacó y tras un toque de Sheringham con la cabeza, llegaría Solskjaer que terminaría de mandar el balón a las mallas para hacer el 2-1 que haría de ese partido, el partido de una histórica remontada.

Cuando todo parecía de cara para los muniqueses, llegó el empate; y cuando alcanzábamos la prórroga, Solksjaer llevaba la Champions a Old Trafford. Y es que, ya se sabe, que en el fútbol no hay nada seguro hasta que el árbitro pita el final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario