Igor Antón, el escalador por excelencia

Por @Puritovelodor

Igor Antón Hernández, Galdakao, 2 de Marzo. Nacía un escalador que deslumbrará al mundo.

La trayectoria deportiva del vizcaíno ha estado marcada por sus brillantes victorias, pero sus desafortunadas caídas también han tomado gran protagonismo. 

Igor arrancaría su andanza en el ciclismo profesional en el año 2004, como stagiaire en el equipo de su vida; el Euskaltel. Sus cualidades eran tan brillantes que no tardaría en ser considerado como la nueva promesa del ciclismo vasco. Su salto definitivo al profesionalismo dio rápido sus frutos, con una excelente victoria en el Alto de Calar Alto, en la Vuelta 2006, ante Valverde y Vinokúrov como los hombres más fuertes de entonces.

Para culminar aquel glorioso año, se impuso en la escalada a Montjuich; ganando la contrarreloj inicial y aguantando los ataques de Joaquim Rodríguez, por aquel entonces en el Caisse d’Espargne.

El año 2007 llegaría un momento muy esperado en su trayectoria, ni mas ni menos, que el debut en el Tour de Francia, un sueño para él en años previos. Anteriormente a su gran debut, Igor, obtuvo buenos resultados, como una sufrida victoria en Morgins; Tour de Romandía, arrancando a cuatro kilómetros para meta con su peculiar estilo y batiendo en un reñido sprint a Dekker, Horner y su actual compañero, John Gadret.

Llegó el gran momento, Londres le esperaba; la promesa debutaba en el Tour. Pero el debut fue amargo, el abandono llamó a su puerta en la decimoprimera etapa, la promesa abandonaba la ronda gala con el punto de mira puesto en la Vuelta.
Su papel en la ronda española resultaría, básicamente, ayudar a su amigo y jefe de filas, Samuel Sánchez, a asaltar el podio final de Madrid. El objetivo propuesto fue cumplido con creces, además de sumar tres victorias de etapa y un TOP-10 de parte del vizcaíno, delante de hombres como Beltrán o Barredo.

La temporada 2008 supondría un nuevo paso de Igor, asumiría el liderato del equipo en La Vuelta. Pero su prometedora temporada no comenzaría como él desearía, unos problemas en el talón de Aquiles en la París-Niza le mantendrían apartado de la competición hasta poco antes de la Vuelta al País Vasco, uno de los objetivos principales de la temporada.
 
Pocos meses después, ya recuperado, obtuvo una valiosa victoria en el Alto de Flumserberge, que le sirvió para vestirse de amarillo durante tres días.

Su gran debut como líder en una gran Vuelta empezó relativamente bien para sus condiciones de escalador puro, cediendo únicamente 2’35” con Leipheimer. En las siguientes etapas pirenaicas estubo a un gran nivel, aguantando con los Contador, Valverde y Rodríguez; llegando a colocarse en la sexta plaza provisional, pero la mala suerte intervinó en el descenso del Alto del Cordal, anterior al Angliru, fracturandose la clavícula y el fémur, , tuvo incluso problemas para volver a pedalear con su estilo peculiar. Igor dijo adiós a la Vuelta y al resto de la temporada, la Vuelta se esfumaba delante de sus ojos. 

Continuará....