martes, 13 de mayo de 2014

Una rivalidad muy sana

Por Jon Ander Alart (@jonan_saleroso)

Por fin volvimos a disfrutar de un derby vasco, aunque en este caso, ninguno de los dos se jugaba nada serio. De todas formas siempre son encuentros de alta tensión, en los que hay un ambientazo increíble tanto antes como después, dentro y fuera del estadio. Se respiraba fútbol por todo Bilbao. Como nos gustaba ese domingo a las cinco de la tarde con el carrusel de encuentros que la LFP decidió quitar hace unos años. El día del fútbol era aquello, ir con tus abuelos, padres o amigos a una hora razonable a ver a tu equipo, esa es la magia de este deporte, la unión que puede crear. Pues ese ambiente había ayer en la catedral, qué lujo. Y la afición hizo saber que nos gusta este horario, llenando el campo.

Si tuvieramos que destacar algo de este partido, ¿qué sería? Para mi, su significado, porque podríamos haberlo denominado de pachanga. No se jugaba nadie nada, y aun habiendo muchas buenas ocasiones, se notaba que las presiones o la garra de ambos clubes no era la misma que en el resto de la temporada. Comenzó el Athletic con la posesión, pero las primeras ocasiones corrieron a cargo de los donostiarras, especialmente del mexicano Carlos Vela -jugador que ha madurado mucho desde su llegada al club txuriurdin-. Los locales supieron controlar el duelo, sobre todo a partir del primer cuarto de hora. Dominaban sin peligro los rojiblancos. Alguna oportunidad tuvieron, pero los de Donosti eran los que más se aproximaban a Gorka Iraizoz. A pesar de que el Athletic también llegaba, se notaba la ausencia del nueve puro, Aritz Aduriz -no jugó porque va a ser operado próximamente de la pubalgia que sufre desde hace meses-. Toquero no supo marcar en sus escasas oportunidades, y eso le daba vida a la Real Sociedad. Aún así, ni los de Ernesto Valverde ni los de Jagoba Arrasate supieron aprovechar esta primera mitad, en la que aunque vimos buen juego, faltó intensidad.

En San Mamés se vivió un gran ambiente
Los visitantes querían hacerse con el quinto puesto que les haría evitar la previa de la Europa League. Así lo hizo saber el Chory Castro en un mágnifico contragolpe tras una perdida de balón de Iker Muniain. Gorka, inmenso debajo del travesaño, despejó a corner. Pero fueron los locales los que se adelantaron en el marcador en el minuto 50. Jugadón del navarro Iker Muniain, que se fue de uno, le tiró el caño al segundo, se abrió a la derecha y chutó, sin mucha fuerza pero muy colocada haciendo imposible que Bravo la detuviera.

El choque se animaba, la intensidad subió. Este ritmo de partido le daba ventaja a la Real, ya que el Athletic es un equipo al que le gusta dominar el juego, en cambio, los de Arrasate prefieren salir a la contra, y esto les daba la ocasión. Jagoba, que no es tonto, lo sabía, y decidió meter a Aguirretxe. Este fue quien impuso la igualdad en San Mamés. Justo después de una gran jugada de Iker Muniain, la Real salió al ataque. Vela le brindó un excelente pase al delantero, y este, evitando la salida de Gorka, anotó. No se conformaba con esto el técnico visitante y decidió sacar al francés Griezmann. Se quedaba ese tridente ofensivo que tantos dolores de cabeza ha dado esta temporada a muchos equipos: Griezmann, Aguirretxe y Vela.

En un saque de esquina, el colegiado anuló un gol de Aymeric Laporte ya que según su parecer, empujó al defensa. Tampoco subió al luminoso un tanto de Carlos Vela por fuera de juego poco más tarde. Al acabar el duelo, empate a uno, bastante justo visto lo visto en el terreno de juego.

En líneas generales, nos divertimos ayer a la tarde, tras un partido espléndido de dos equipazos, los dos clubes más grandes de Euskadi. Un poco de rivalidad, nunca viene mal. Felicidades al Athletic que jugará la Champions y a la Real que disputará la Europa League la próxima campaña.

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