lunes, 26 de mayo de 2014

Independiente tiene más cerca el retorno

Por Gabriel García (@elvascogarcia)

Ganó Independiente. Tres puntos más que a dos partidos del final del campeonato lo dejan en zona de ascenso a Primera, y justo en el momento clave se enfrentarán, en la próxima y anteúltima fecha, a Instituto, en Córdoba, quien había llegado tercero a esta jornada, pero tras su derrota, quedó relegado al cuarto lugar.

Ahora la pregunta es: ¿esta realidad de Independiente se soluciona simplemente ganando partidos? Para quien no sepa, el Club Atlético Independiente es un gigante de verdad: Entidad centenaria, 100.000 socios, mas de 4.000.000 de fanáticos, 16 títulos internacionales (7 Libertadores, 3 Interamericanas, 2 Intercontinentales, 2 Supercopas, 1 Recopa, 1 Copa Sudamericana) y 14 Ligas locales. Un club acostumbrado a paladar negro, de pelota al piso, toque y lujo. Una institución que supo ser modelo de administración y gestión.

Sin embargo, su actualidad es debatirse por primera vez en sus 109 años de vida en la segunda categoría del fútbol argentino, y luchar día a día por sobrevivir. ¿Cómo se llego a esto? Es una historia larga, compleja y aburrida, pero digamos que puede resumirse diciendo que la corrupción y la ineptitud son por igual peligrosas. Más aún cuando están enquistadas justamente en los que deben marcar el camino.
Pongamos una imagen para verlo mejor: ¿Usted prefiere realizarse una operación de corazón por un cirujano alcohólico o por un estudiante que apenas aprobó la primera materia de toda la carrera? Sea cual sea su elección, seguramente el resultado sea el mismo: fracaso inexorable.

Jugadores de Independiente celebrando el triunfo
Planteles mal armados, fortunas despilfarradas, obras faraónicas inconclusas, directivos sin ideas, y otras muchas cosas. Esa sumatoria de factores que transcurrieron mayormente en los últimos 10 años, pusieron de rodillas a una entidad, que hasta no hace mucho, estaba en la élite del fútbol sudamericano.

El verdadero desafío de Independiente pasa por volver a ser Independiente, y no un equipo que simplemente hace uso de camisetas rojas. No será una tarea sencilla, ni se conseguirá rápidamente, pero el foco del club no debe apartarse de esa meta. Volver a trabajar mirando el mediano y largo plazo, se hace imprescindible para que la rueda empiece a girar, o mejor dicho, para que la pelota comience a rodar. Las próximas elecciones, que tendrán lugar el 6 junio-debieron ser en diciembre de este año, pero los constantes desaciertos de la dirigencia devinieron en renuncias masivas y una virtual acefalía- serán claves, no solo por el trinomio presidencial entrante, sino también por el resto de las agrupaciones que no sean elegidas, y esto es por una sencilla razón: Independiente, más que nunca, necesita de todos.

En el medio de esta situación, hubo un partido de fútbol. Defensa y Justicia, equipo ya ascendido a primera división y de muy buen juego, pego primero a los siete minutos: Horrores en la salida desde el fondo (una vez más), dos toques, defensores que patinan y chocan entre sí, y el atacante Guerra que solo tiene que pegarle al arco para marcar la diferencia. Los visitantes se hacían fuertes haciendo lo que mejor saben hacer: tocar la pelota y aprovechar los espacios.

Independiente, muy desorientado en el terreno de juego, empezó a ordenarse en la medida que pasaron los minutos y encontró el empate con una bonita definición de Pisano a los 26´, quien recibió tras pase de Insúa, y definió de primera intención, sin que el balón tocase el piso, con una vaselina sobre el arquero.

Un minuto más tarde, llegó la polémica expulsión del goleador visitante Guerra por una mano en el área rival, y a partir de allí, los rojos fueron a buscar la ventaja en el marcador con más ganas que fútbol.

Lance del encuentro
Si bien el segundo tiempo hacía presagiar un Independiente haciendo pesar el hombre de más y su localía, Defensa y Justicia, nuevamente, supo no solo neutralizar a un rival anodino y sin ideas, sino que incluso lo tuvo contra las cuerdas en más de una oportunidad. No obstante, el cuadro rojo buscaba la diferencia en el marcador, la cual llegó en una jugada que resume el Independiente de hoy de poca claridad y mucha necesidad: centro al área, cabezazo que se estrella en el travesaño, un rebote alto, lío en el área y la cabeza salvadora del chico Ojeda, defensor central, que se elevó más alto que el resto, y pudo incrustar el balón contra la red en el 26´ del segundo tiempo.

Los últimos minutos, los visitantes fueron a buscar la igualada, no ya con tanta claridad, mientras que los locales defendían como podían. Poco a poco se fueron consumiendo los minutos, y ya en el tiempo agregado, en una jugada casi en el banderín del córner, hubo 3 expulsados más: Dos de Defensa y Justicia, y el restante de Independiente -las 3 tarjetas rojas, inobjetables-.

Pitó el arbitro, 4.000.000 de almas que se aliviaron, y final de un partido, que para Independiente, debe ser el inicio de todo. No solo del posible ascenso, sino de la reforma necesaria para que el club vuelva a ser un grande.

2 comentarios:

  1. En la década del ´50, un niño recién llegado a la Argentina escribió una carta para su familia que había quedado en España. Con letra redonda y tinta azul, les contó a sus tíos y primos que los extrañaba mucho y que se había hecho hincha de un equipo que se llamaba Independiente. Decía estar seguro de que algún día sería campeón... ¡VAMOS ROJO TODAVÍA! ¡Ayer, hoy y siempre!

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    1. Se agradecen comentarios en el blog. Esperemos verles pronto en Primera.

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