viernes, 30 de mayo de 2014

Impossible is nothing: La gesta de Estambul

Por Gorka Aguirrezabal (@MrAguirrezabal)

A lo largo de la historia de la Copa de Europa, la UEFA Champions League, se han vivido encuentros que han dejado huella en el libro de las finales. Una de las más recordadas por todo el viejo continente fue la del 2005. Una finalísima con todas las letras que no dejó a nadie con ganas de espectáculo, pues la hazaña lograda por el Liverpool aquel día no tiene desperdicio.

En aquel entonces, el Milán de los Pirlo, Shevchenko, Nesta o Seedorf partía como uno de los grandes favoritos para llevarse el trofeo. El conjunto de Rafa Benítez, por su parte, no tenía las mismas papeletas que otros grandes clubes, pero supo jugar sus cartas y acabó venciendo su quinta Copa de Europa.

Dudek fue uno de los héroes
El camino hacia Estambul no fue fácil para ninguno de los dos. Los rossoneros lograron la primera plaza de su grupo con algunos apuros, distanciando al PSV en solo un punto. El Liverpool, comandado por el ídolo local Gerrard, dejó en un segundo plano a su gran rival, el Chelsea, presentando su candidatura a ser uno de los grandes del torneo. Ya en la segunda fase, los de Carlo Ancelotti salieron victoriosos ante el Manchester United y el Inter de Milán en octavos y cuartos respectivamente. En semifinales hicieron lo propio frente al PSV, al que ya habían vencido en la primera fase, pero no sin problemas. Los italianos superaron la eliminatoria por la diferencia de goles logrados en campo contrario. Por su parte, los reds se vieron las caras con Bayer Leverkusen y Juventus en la fase final, y se reencontraron con los blues en la ronda decisiva para la gran final, al que derrotaron con un único gol en su casa, en Anfield. Ya les esperaba el temido Milán a las puertas de la gloria.

El día 25 de mayo, en Istambul, la ciudad de los dos continentes, se disputó la esperada final. Dos históricos del fútbol tenían la gran oportunidad de ampliar su palmarés. El favorito Milán, liderado por Ancelotti, tenía gran parte de su confianza puesta en la dupla letal formada por Shevchenko y Hernán Crespo, con el trabajo de Pirlo, Seedorf, Gattuso y la gran estrella Kaká en el centro del campo. Paolo Maldini capitaneaba el equipo. En cambio, Rafa Benitez, presentó un equipo sólido, liderado por Steven Gerrard, con el efectivo Luis García en punta junto al checo Milan Baros y la solida y con experiencia zaga formada por Finnan, Hyypiä, Carragher y el malí Traoré.

El conjunto red salió dormido al terreno juego, y el veterano Paolo Maldini lo aprovechó para adelantar a los suyos en el marcador cuando no se había cumplido el minuto uno de juego, lo cual suponía el gol más rápido de la historia hasta ese momento. El Milán dominaba, y Hernán Crespo hizo el 0-2 tras una gran combinación, y sitúo un contundente 0-3 al filo del descanso al lograr su doblete. El Liverpool, para desesperación de la hinchada, no dio signos de reacción. La cosa pintaba mal.

Sin embargo, la afición de los de Merseyside no desfallecía, prueba de ello este vídeo que indica como animaron en el descanso para intentar que su equipo reaccionase y lograra, al menos, plantar cara en la segunda mitad: https://www.youtube.com/watch?v=gteDQCFG9Po

¿Qué les has dicho a los jugadores en el descanso, Rafa?, fue la pregunta más formulada al terminar el encuentro, pues hubo un cambio radical. Era el minuto 54 cuando Riise centró un balón al área que el capitán Gerrard culminó a la perfección, con un cabezazo impecable que eliminó las telarañas del arco de Dida. La hinchada red empezó a creer de verdad, y apretó de lo lindo. Todavía con la alegría del primer gol, Smicer probó suerte con un golpeo desde la frontal. Un golpeo seco, brillante. 3-2. La euforia se apoderó de los de Rafa Benítez, contagiando a gran parte del estadio. Por si fuera poco, Steven Gerrard cayó poco después derribado en el área enemiga y el trencilla señaló penalti. Imagínense. Xabi Alonso fue el encargado de lanzarlo, y, tras una buena parada del meta del Milán, el propio Alonso empujó el esférico al fondo de la red y puso las tablas en el marcador, junto al éxtasis en sus aficionados. Todo esto ocurrió en 10 minutos, ver para creer. 

Gerrard y la "Orejona" 
Tras varias ocasiones fallidas por los de Ancelotti, gracias a un gran Dudek, se cumplieron los 90 minutos reglamentarios, y dieron paso a los 30 adicionales, la prórroga. El cansancio era visible en el juego, y continuó la rutina que había estado presente durante todo el partido; los rossoneri llevaban las manijas del juego, pero el marcador no se movió, y la gran final quedó en manos de la 'lotería' de los penaltis. El encargado de lanzar el primer tiro de los once metros fue Serginho para los milanistas; y su tiro se marchó directamente fuera. El Liverpool cumplió, y mantuvo la diferencia del penalti fallado, para luego aumentarla tras la parada de Dudek a Pirlo. Los reds tenian dos goles ventaja, pero el acierto de Dida al penalti lanzado por Riise dio vida a los suyos. Los demás jugadores, Cisse, Thomasson, Smicer y Kaká, cumplieron, y era el turno de Shevchenko. Durante el partido, el ucraniano tuvo pesadillas con el guardameta enemigo, y en esa ocasión no fue para menos. Superado por la presión de tener que marcar el penalti, su disparo fue centrado y adivinado por el arquero Dudek, que se convirtió en el héroe de la noche.

El conjunto inglés, consciente de la remontada lograda, celebró su quinta Copa de Europa de una manera especialmente eufórica. El capitán Gerrard levantó la orejona y el corazón de millones de aficionados, más unidos que nunca por el orgullo y la casta mostrados aquella noche. El Milán, por su parte, se lamentaba de una oportunidad inmejorable de escribir su nombre una vez más en el libro de la Champions. Pero, esto es el futbol, tan inesperado como sorprendente, y si alguna lección nos dio aquella generación de futbolistas, es que si luchas puedes perder, pero si no luchas, estas perdido. Impossible is nothing.

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