lunes, 28 de abril de 2014

El fútbol no siempre es justo

Por Jon Fernández (@Mur_98)

El fútbol, y de una manera más concreta la Premier League, no fue justo ayer con Steven Gerrard. El Gran Capitán protagonizó uno de los errores que más recordará durante el resto de su vida. Sin embargo, esto es una total injusticia para él. El dorsal ocho del cuadro de Anfield es quién más se merece ganar una Liga en su larga carrera deportiva. Renunció a marcharse cuando las cosas no iban bien, y se quedó en el club de sus amores buscando la que sería la primera Premier del Liverpool. Este año, por sorpresa, los dirigidos por Rodgers se han colado en la lucha, y llegaban líderes al duelo contra el Chelsea. Pero Gerrard resbaló.

El azar quiso que fuese Steven, la persona por la que todos los reds dan un 10% más en cada duelo, quién fallara ayer. El único error en su gran temporada. Y tuvo que ser ayer, en el choque que podía haberle dado virtualmente su ansiada Liga. Todo se torció en ese minuto dos del descuento de la primera mitad. Anteriormente ya habíamos visto la estrategia de Mourinho, que se impuso sin duda alguna a su amigo Brendan Rodgers. El autobús, o llámenlo como quieran.

Chelsea 4-5-1 vs Liverpool vs Liverpool 4-3-3 vs Chelsea - Football tactics and formations
Puede que la táctica del preparador portugués sea antiestética, pero no hay ninguna duda de que los resultados llegan así. Pese a quién le pese, José es uno de los mejores entrenadores del mundo. Su juego en las ruedas de prensa también, a mi modo de ver, ayuda a su equipo, desviando la atención cuando pierden o provocando relajación en el conjunto rival dando a entender que el Chelsea va a perder. Volvimos a ver el habitual 4-5-1, con Schürrle y Salah colaborando en tareas defensivas. En la parte derecha podéis ver como plantearon de inicio el choque ambos equipos. A pesar de los jugadores reservados por Mou, el once que alineó fue bastante competitivo. La sorpresa era el central checo Tomas Kalas. Y cumplió con creces.

El You´ll Never Walk Alone sonó en Anfield. Se esperaba un inicio fulgurante de los locales -algo muy habitual esta temporada ya que se han adelantado ante los grandes muy pronto- pero, sin embargo, Mourinho tuvo ese factor en cuenta y consiguió detener la estampida red a base de pérdidas de tiempo y demás jugarretas. Pero tras esos diez minutos iniciales en los que no sucedió absolutamente nada, el cuadro local comenzó a dominar. Contra cualquier otro equipo, esto hubiera supuesto la llegada de goles, pero no ante el Chelsea. Los dos muros blues eran infranqueables, y no llegaban las oportunidades de gol. A día de hoy, el cuadro de Stamford Bridge es uno de los dos mejores equipos del mundo -quién sabe si el mejor- a la hora de evitar que la pelota entre en su portería. El otro es el Atlético de Madrid, rival de los londinenses en la Liga de Campeones. En alguna transición rápida los visitantes sí que llevaban peligro al arco de Mignolet, pero la posesión era claramente -en torno al 75%- favorable a los de Rodgers. Aunque sin poder profundizar, de poco les servía. La primera mitad, que como ya he dicho, estuvo repleta de pérdidas de tiempo y constantes interrupciones, por lo que lo más justo hubiese sido el 0-0 con el que se llegó al 45´. Pero el colegiado, para recuperar el tiempo perdido por los de Mou, añadió tres minutos. Y Gerrard controló mal, resbaló regalando el cuero a Ba. Este corrió hacia Mignolet y no falló. Un jarro de agua fría justo antes del descanso.

El cerrojazo de Mourinho se hizo aún más evidente al ir por delante en el marcador. Habían conseguido parar a Sterling, a Coutinho, a Suárez y a todo aquel que fuera vestido de rojo. Las ideas del Liverpool estaban completamente neutralizadas. El Chelsea se limitaba a defender muy bien y contragolpear. Y también es válido jugar al fútbol de esta manera, más allá de discusiones estéticas. Schürrle estaba agotado, al igual que Salah. Entraron Cahill y Willian, por lo que pasaba a haber cinco defensas formando la zaga visitante. En el Liverpool, un poco antes, Sturridge había sustituido a Leiva. Pero el gol no llegaba. Gerrard probaba desde larga distancia, mas Schwartzer estuvo muy acertado ayer. La más clara quizá la tuvo Allen con un magnífico chut que el arquero australiano despejó a córner. Suárez también tuvo la suya. Agua. A los locales no les salía nada, pero seguían probando con más corazón que cabeza. Entró Aspas por Flanagan. Todos arriba, decía Rodgers. Pero el tanto que todo Anfield deseaba no llegaría nunca. Ya con el tiempo cumplido y todo el Liverpool en campo rival, Torres y Willian se marcharon solos hacia la meta de Mignolet. El belga nada pudo hacer, y el fuenlabreño regaló el gol a su compañero. Mou gritaba, corría y saltaba en la banda. Pero Anfield, lejos de venirse abajo, entonó un YNWA muy emocionante. La Liga se escapaba, y querían dejar claro que el club de Merseyside nunca caminará solo, gane o pierda.

Mourinho aparcó su autobús y buscó lo que encontró. Un tanto en un error del rival y dejar la portería a cero. La Premier sigue complicadísima para el Chelsea, pero se le queda muy difícil también al Liverpool, que varios años después volvía a soñar con ganar un título que no llega a Anfield desde hace 24 años. Gerrard la iba a traer, pero el fútbol fue muy cruel con él, y el City tiene en sus manos el trofeo. El fútbol no siempre es justo, y le debe una a Steven Gerrard.

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