miércoles, 18 de noviembre de 2015

Inglaterra 2-0 Francia // Reflexiones Nocturnas (XXV): Lo que nunca debería haber sido

Por Jon Fernández (@Mur_98)

Wembley ayer
Era un partido planeado desde hace meses. Como cualquier otro amistoso internacional. Nada hacía pensar hace una semana que este iba camino de convertirse en uno de los encuentros más signficativos de la historia de nuestro amado deporte. Decía Jorge Valdano que el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes. Porque lo verdaderamente importante es lo ocurrido el pasado viernes en París, lo que viene ocurriendo en Siria desde 2011, y lo que ha ocurrido hoy en Nigeria. Por ejemplo, porque ojalá fueran solo esos los fallecidos por acciones llevadas a cabo por extremistas lunáticos. Pero el fútbol, siendo uno de los acontecimientos sociales que más gente mueve en el mundo, tiene obligación de responder ante este tipo de situaciones, más aún si tenemos en cuenta que el Stade de France, en el que se jugaba un Francia-Alemania, se vio afectado por una de ellas. Y ayer respondió. La catedral del fútbol rindió homenaje a los asesinados en París.

Se palpaba el nerviosismo reinante en Londres (y en toda Europa). Un despliegue policial jamás visto en un acontecimiento deportivo velaba por la seguridad de los asistentes, pero no existen situaciones de riesgo cero. De eso nos acordamos cuando pasa algo grave, eso sí, cerca de nosotros. Además, la situación que se estaba viviendo en Hannover, donde fue suspendido ya con aficionados dentro del estadio el Alemania-Países Bajos, ponía en cuestión, por si no lo estaba ya, que en Europa vivamos seguros.

Sin embargo, los aficionados querían mostrar al mundo que el Estado Islámico no había ganado, y que somos capaces de seguir viviendo con normalidad, alegría, libertad, igualdad y fraternidad. Estos tres últimos sustantivos, en francés, eran los que lucían en la fachada de Wembley, mientras que el arco del mítico estadio estaba vestido de azul, blanco y rojo, los colores de la bandera francesa. Tras el ataque contra la libertad y contra el ocio occidental del pasado viernes -no hace falta más que ver cuáles fueron los objetivos: el fútbol, un concierto y unos bares-, la respuesta que se dio fue la mejor posible: la unidad de todos contra el terrorismo.

El Príncipe Guillermo, Hodgson y Deschamps
Wembley entonó la Marsellesa más emotiva de la historia del deporte, con ambas aficiones cantando al unisono una letra que, a pesar de que puede ser perfectamente discutible, representaba ayer un canto por la paz. Se guardó el minuto de silencio más silencioso que yo recuerde, se colocaron flores en memoria de las victimas y nos dimos cuenta de que ante el terror que nos quieren transmitir, no hay que tener miedo.

Después de todo esto arrancó el partido, comentado desgraciadamente por Vicente del Bosque. Y digo desgraciadamente porque no debería haber estado en Madrid ayer, sino en Bélgica dirigiendo el encuentro de la selección, que también fue suspendido por el elevado riesgo de atentados en Bruselas.

Mientras en Turquía se pitaba el minuto de silencio y se gritaba aquello de "Alá es grande" en vez de recordar a los asesinados, Inglaterra y Francia, históricamente enfrentadas, se mostraban más unidas que nunca. Porque eso es lo que tiene que ser el deporte, un nexo de unión. Marcaron Dele Alli, su primer tanto como internacional, y Wayne Rooney, su 51º, para dar la victoria por 2-0 a los pross. Pero eso no era lo importante. Valdano tenía razón.

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