miércoles, 1 de abril de 2015

Rayo Vallecano. 10 partidos para reforzar una idea

Por Aitor Sánchez-Rey Larrea (@AitorSanchezRey)

Es normal que a estas alturas de la temporada haya equipos que lleguen sin objetivos. Este año, un fiel reflejo, es el Rayo Vallecano. Los madrileños son 11º en la tabla con 35 puntos, lo que quiere decir que están a diez del descenso y a nueve de Europa, prácticamente la misma diferencia. En diez partidos es tan difícil no conseguir cinco puntos que den la tranquilidad necesaria como lo es conseguir recortar nueve unidades, y superar, al equipo que esté en la séptima posición. Por lo tanto, se puede decir que lo que le queda por delante al equipo de Paco Jémez son diez partidos para reforzar su idea.

Porque es su idea la que dota de una particularidad especial al equipo de Vallecas. El gusto por el balón, la posesión, el fútbol vistoso y el control de los partidos, independientemente del rival al que se enfrenten, es algo que, hoy en día, hay que agradecer, más aún, cuando hay entrenadores de primer nivel que modifican su esquema en función del rival al que se enfrentan o el campo que visitan. Con Paco Jémez esto no sucede y, para bien o para mal, su equipo tiene un estilo de juego propio.

Afición del Rayo Vallecano.
La temporada no empezó bien. Es cierto que en el primer partido de liga se medían al actual campeón de la competición, el Atlético de Madrid, en el Estadio de Vallecas y se consiguió un meritorio empate a cero. Pero tras este encuentro llegó otro empate, contra el Deportivo de la Coruña, los dos únicos de toda la temporada, y dos derrotas, ante Elche y Villarreal. Si el Atlético de Madrid y, posiblemente el equipo de Castellón, no eran de su liga, los gallegos y los ilicitanos sí, y habían empezado ganándoles la partida. 

En Vallecas tuvieron que esperar hasta la jornada cinco para ver ganar a su equipo. Fue el 24 de septiembre frente al Athletic Club por 2-1. Esto produjo un punto de inflexión y provocó que en los siguientes tres partidos se cosecharan dos victorias más y una derrota, la que se produjo ante la visita del FC Barcelona. Pero los fantasmas volvían a aparecer y se encadenaban otros tres partidos sin sumar los tres puntos, de los cuales, el más doloroso, fue la derrota en casa frente al Eibar, un rival, a priori, directo.

Tras perder 5-1 en la visita al Bernabéu, los madrileños sumaron seis puntos fundamentales, ante Celta y Almería. Desde el principio de temporada el objetivo era claro, obtener la permanencia lo antes posible, y esta pasaba por resultados favorables ante rivales con la misma meta.

Cada vez quedaba menos para finalizar la primera vuelta y se volvieron a encadenar tres derrotas consecutivas, ante Sevilla, Valencia y Espanyol, que, sumadas a la del Córdoba, dejaban al equipo en 11ª posición a un partido para la mitad de la temporada. Ese partido terminó con tres puntos en la visita a Anoeta que aupó al equipo franjirojo hasta la 10ª posición con 23 unidades.

Así pues, terminaba una primera vuelta con diez derrotas, dos empates y siete victorias que mejoraban la campaña anterior, donde a la mitad del campeonato el equipo se encontraba 19º con 16 puntos.

Llegaba entonces la segunda parte, y la definitiva, de la temporada y las estadísticas poco variaban. Una nueva racha de tres derrotas dejaban al equipo 15º, y lo que es peor, cediendo puntos con rivales directos en la lucha por la permanencia como son el Elche y el Deportivo de La Coruña. Sorprendentemente, el equipo reaccionó frente al Villarreal de Marcelino ganando 2-0 ante una afición franjiroja siempre entregada.

Los últimos cinco partidos disputados por los de Paco Jémez han dejado un balance positivo, y lo que es mejor, una moral al alza. Dos derrotas, ante el Athletic Club y el Barcelona, no empañan las tres victorias en casa frente a rivales como el Levante, el Granada o el Málaga que sitúan al equipo en 11ª posición, con 35 puntos, seis más que el año pasado por estas fechas.

Alberto Bueno, máximo goleador
del Rayo Vallecano en primera división.
La recuperación en cuanto a resultados tiene un nombre propio, Alberto Bueno. El delantero madrileño se ha convertido en el máximo goleador del equipo con 15 dianas en lo que va de temporada y ha pasado a la historia por diferentes motivos: 
  • Primer jugador español de la historia en marcar cuatro goles en menos de 15 minutos
  • Primer jugador del Rayo Vallecano en anotar cuatro goles en un partido
  • Máximo goleador del Rayo Vallecano en primera con 26 tantos
A todos estos logros hay que sumarle que está a pocos goles de batir a mitos del equipo vallecano como son David Aganzo, Sergio Pachón, Elvir Bolic o Luís Cembranos.

El buen hacer de Alberto Bueno tiene el contrapunto en otros dos delanteros, Leo Baptistao y Manucho. El brasileño, en su vuelta a Vallecas, no está rindiendo a su mejor nivel y no recuerda a aquel que fichó por el Atlético de Madrid, mientras que el angoleño solo suma dos goles y está lejos de aquel que brilló por tierras vallisoletanas.

En lo que a minutos se refiere, Gaël Kakuta es el que más ha disputado con un total de 2447. Ha jugado los 28 partidos que lleva su equipo en liga, todos ellos como titular, y solo ha terminado siendo sustituido en cuatro de ellos. El desequilibrante jugador cedido por el Chelsea se ha convertido en alguien indispensable para Paco Jémez, al igual que Roberto Trashorras, emblema del Rayo Vallecano.

El capitán de 34 años sigue siendo el dueño del centro del campo y maneja el equipo a su antojo, siendo el reflejo del entrenador en el verde. Se ha convertido en otro de los jugadores más utilizados y, junto al incansable Raúl Baena, forma la sala de máquinas del equipo madrileño.

Paco Jémez, entrenador del
Rayo Vallecano.
Si Alberto Bueno, Kakuta o Trashorras son las luces del Rayo Vallecano, y Leo Baptistao y Manucho las sombras, Abdoulaye Ba no puede ser encuadrado en ninguno de los dos grupos. El senegalés rinde siempre que sale al terreno de juego, pero sus malos comportamientos y su falta de responsabilidad, ha provocado que Paco Jémez le tenga que castigar en alguna que otra ocasión, de hecho, el técnico llegó a pedir la marcha del jugador.

Lo que está claro es que el ex del Córdoba es un hombre con carácter y no se reprime a la hora de castigar a un jugador o hacer un cambio en la primera parte del partido si no le gusta lo que está viendo. Sin lugar a dudas es el artífice de que el Rayo Vallecano practique este vistoso estilo de juego y parece haber encontrado un once tipo con jugadores de garantías.

Ahora, este once deberá ser usado en los diez encuentros que le quedan al equipo madrileño, cinco en casa (ante Real Madrid, Almería, Valencia, Getafe y Real Sociedad) y cinco fuera (ante Eibar, Celta de Vigo, Sevilla, Espanyol y Córdoba), para certificar la permanencia lo antes posible y pensar en puestos europeos si los puntos lo permiten.

Lo que está claro que cualquiera de los dos objetivos lo conseguirán siendo fieles a su idea de juego.

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