Hay partidos que son tan igualados que una genialidad o un golpe de suerte son los que desequilibran la balanza entre uno u otro equipo. El partido que enfrentó a la Ponferradina y al Tenerife fue uno de esos encuentros. Un gol olímpico de Pablo Infante fue el que decidió que el equipo local se llevara los tres puntos en un encuentro igualado y en el que el conjunto canario mereció más.
Buen ambiente en el Toralín, en el que alrededor de 4500 espectadores presenciaron el encuentro. El árbitro asignado fue Piñeiro Crespo, del comité asturiano. Repartió un total de seis tarjetas amarillas, tres para los locales y otras tres para los tinerfeños.
Lance del encuentro |
Tras el gol de la Ponfe, el Tenerife tomó las riendas del partido y empezó a llegar constantemente al área rival, sobretodo por Guarrotxena, que firmó las dos ocasiones más claras de la primera mitad, pero ni la suerte ni el portero rival estuvieron de su lado.
En la segunda parte ocurrió poco más de lo mismo. Llegadas del equipo visitante pero el tanto no llegaba. Entre Suso y Aridane el Tenerife llegó con peligro, pero Moldovan seguía sin encajar gol. Los últimos minutos fueron caracterizados por una presión asfixiante de los tinerfeños, que buscaban huecos en la defensa rival. Enfrente, una Ponferradina bien encerrada en defensivamente y que buscó ocasiones al contragolpe. Al término de los 90 minutos, el marcador señaló el 1-0.
Pese a la derrota, el Tenerife saca muchos aspectos positivos del partido. Sólo la suerte evitó el triunfo de los canarios. Pablo Infante, el banquero que nos enamoró a todos los futboleros en aquella magnífica Copa del Rey, fue decisivo y marcó un golazo que valió tres puntos.
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