Aunque se le restó importancia cuando se conoció el calendario, era evidente que Ipurúa no era el mejor lugar para que la Real arrancara la temporada. Probablemente, cualquiera de los otros 18 campos de Primera, incluso el Camp Nou o el Santiago Bernabéu, habría sido un escenario más propicio para que Jagoba Arrasate siguiera tratando de engrasar un sistema que está empezando a tener algunos tintes ininteligibles. El Eibar, con el ritmo y la presión que se esperaba, superó a la Real con un único gol conseguido a balón parado. El conjunto txuri urdin no entendió que Ipurúa es el único campo ahora de Primera en el que la hermandad y el pelotazo nunca pueden favorecer al equipo visitante. No aprendió de sus visitas en Segunda, partidos a cara de perro y feos, como el de hoy. Y, sin embargo, la Real quiso que el balón largo fuera su solución para frenar el ímpetu armero y participó en el encuentro no como si fuera una batalla, sino como una fiesta. Lo fue para el Eibar, pero más por el 1-0 que por ser el primer partido que juega en la máxima categoría. Los libros de historia dirán lo contrario, claro, pero lo que queda ahora es una derrota muy dolorosa que aumenta las dudas realistas.
Lance del encuentro |
Era evidente que el Eibar iba a ejercer mucha presión en los primeros minutos, lo hizo, y por eso sorprende aún más que eso cogiera algo desprevenida a la Real. Como también era de prever, las primeras ocasiones locales llegaron a balón parado. Especialmente en la primera mitad, la estrategia fue un constante quebradero de cabeza para el equipo txuri urdin, cuya defensa en zona no funcionó en ningún momento. Albentosa primero y Ángel después estuvieron muy cerca de enviar sus cabezazos dentro de los tres palos. Con un Markel inexistente en la salida de balón, un Granero perdido, un Xabi Prieto menos participativo que en los anteriores partidos europeos y con el juego muy volcado a la derecha, la Real sólo encontró la forma de alcanzar el campo rival con balones largos. Y curiosamente protagonizados muchas veces por Elustondo, cuya nueva demarcación en el centro de la defensa obedecía, entre otras razones y según las explicaciones dadas desde el club, a su salida de balón.
Con un partido más o menos parejo pero con mucho más ímpetu y peligro por parte del Eibar, lo que dejaba a la Real claramente por debajo a los puntos, Zubikarai tuvo que intervenir en una doble oportunidad para evitar el 1-0. En la primera despejó como pudo y probablemente no de la mejor manera un disparo de Javi Lara y en la segunda sí hizo un auténtico paradón junto al palo tras el lanzamiento de Arruabarrena. No pintaba bien el partido para los intereses del equipo realista, pero el balón de oxígeno le llegó en la figura de Canales, que sí fue capaz de cazar algunos de esos balones largos. En uno de ellos, dejó un magnífico taconazo a Carlos Martínez, que reventó la pelota de tal manera que lo único que no sufrió fue la portería de Irureta. Pero el guardameta local fue sin duda quien pudo vivir la primera parte con menos intensidad. No le hizo falta porque la Real, como ya es costumbre, zanjó sus pocas ocasiones de peligro con balones que nunca encontraron los tres palos.
Javi Lara |
El tanto fue la última acción de la primera parte y el descanso fue de esos en los que cabe pensar que las cosas no pueden ir a peor. Pero lo fueron. Y eso que durante algunos minutos dio la impresión de que la Real acabaría rondando tanto la portería de Irureta como para marcar al menos el empate, con un Eibar terriblemente replegado, algo lógico por la importancia de los tres puntos y del momento histórico. En los primeros diez minutos se vio a un equipo txuri urdin mucho más dominante, quizá ya por fin convencido de lo que hacía. Los laterales comenzaban a tomar protagonismo, sobre todo Yuri, y Granero, más centrado, comenzaba a aparecer más. Aún así, no dio para muchas ocasiones claras, tan solo un disparo del propio Yuri que se marchó fuera y otro, el más claro y con la cabeza, de un Agirretxe que inexplicablemente le puso el balón en las manos a un Irureta batido y con toda la portería a su disposición.. Pero con el paso de los minutos, los pelotazos de la primera mitad fueron regresando al juego realista, cuando eso en Ipurúa es imposible que funcione. Al menos, no para el visitante.
Arrasate movió sus piezas relativamente pronto para lo habitual, algo evidente cuando Vela estaba todavía en el banquillo. Pero el mexicano no fue la solución. Pudo serlo porque tuvo en su cabeza la ocasión más clara del partido, pero envió fuera su testarazo, completamente solo desde la frontal del área pequeña tras un buen centro de Zaldua. Eso sucedió cuando la segunda parte llegó a la media hora, y antes Zubikarai también se había llevado un buen susto con un cabezazo hacia atrás de Markel Bergara que no anduvo lejos de colarse en su propia portería. Lo cierto es que hubo más nervios de los normales, como se vio en otra jugada en la que Agirretxe trató de dejar el balón a su portero y éste no lo encontró a la primera, afortunadamente sin ningún jugador del Eibar cerca. Para entonces, la Real era un galimatías. Yuri tuvo que marcharse noqueado tras un choque con Bóveda, Chory se colocó por delante, Iñigo acabó en el lateral, Markel de central junto a Elustondo, Vela muy centrado y con poco contacto con el balón y Granero, Xabi Prieto y Canales prácticamente por donde querían buscando balones que pocas veces llegaron a concretar.
Celebración de los locales |
Para el Eibar, la tarde de este 24 de agosto forma ya parte de su historia. Su primer partido en Primera División y su primera victoria en la categoría. Y además en un derbi contra la Real. Para el equipo txuri urdin, en cambio, la tarde no ha tenido nada de histórica pero sí mucho de humillante. Evidentemente, no ha recibido una goleada de escándalo, pero ha perdido uno de esos partidos que, en realidad, tiene que ganar. Y por supuesto que se puede perder, pero no así. No dando la impresión de que se jugaba menos que el rival, no con un galimatías táctico que pone en tela de juicio todas la voluntades de su entrenador y no abrazando el pelotazo como la mejor forma de desenvolverse en el campo de juego más pequeño de la Primera División cuando su apuesta es por un centro del campo técnico. El exigente arranque de la temporada ha dado ya el primer aviso serio a la Real. En el horizonte está el partido de vuelta contra el Krasnodar, una eliminatoria que está lejos de ser sentenciada y sobre la que este 1-0 cierne unos nubarrones más oscuros de lo esperado, y la visita a Anoeta del Real Madrid. Ojo, que esto puede pasar factura si la Real no despierta.
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