lunes, 10 de agosto de 2015

Stoke 0-1 Liverpool: Coutinho decide en el Britannia

Por Abel Sánchez Román (@Abeli11)

Arrancó la Premier League 15/16 para Stoke y Liverpool y lo hizo con una victoria por la mínima de los Reds en el Britannia Stadium, tras la maravilla firmada por el talentoso Coutinho en las postrimerías del encuentro. El partido además, sirvió para ver el debut de las multimillonarias incorporaciones Benteke y Firmino con la camiseta Red, el primero como titular y el último desde la suplencia.

Inició el Liverpool con un mediocampo formado por la dupla Henderson-Milner, cuya simple mención permitía vaticinar con casi total seguridad lo que iba a suceder. Eso era, un Liverpool sin ideas, incapaz de hacer pasar un balón con criterio desde el medio campo hasta la línea de tres cuartos, donde se acumula el talento del equipo de Rodgers. Tampoco el Stoke es un equipo excesivamente preparado y pensado para generar juego en esa zona o a partir de la salida del balón desde su defensa (nunca lo ha sido). Y ante este panorama, el partido se convirtió en una partida de ajedrez profesional, donde parece que nada avanza (solo parece) y pasa el tiempo sin apenas novedades realmente reseñables, merced a los pelotazos de unos y los intentos fallidos de otros a la hora de generar algo de fútbol.

Mención especial merece la presencia de Benteke en el lado Red, donde resultó ser una isla y es que el flamante fichaje necesita su alimento desde las bandas y sus intermediarios nunca se lo hicieron llegar. Lo cierto es que el trabajo de los centrales de los Potters y en especial de Muniesa, fue más que meritorio, cuajando este una gran actuación, a pesar del poco volumen de ocasiones y opciones de gol generadas por el Liverpool y protagonizando varios cortes de éxito en situaciones de riesgo, como por ejemplo una peligrosa internada al área del joven Ibe mediada la segunda parte.

Esta segunda parte, sí fue de menos a más y acabó resultando un partido digno al menos en los últimos 10-15 minutos de lo que se espera de la Barclays Premier League finde tras finde. El Liverpool cambió a un inadvertido Lallana para dar entrada a Emre Can y ganó presencia en media cancha, lo que se tradujo en más balones para el veloz Ibe y el imaginativo Coutinho. Aún así, ambos debían recorrer demasiados metros en conducción y sus avisos quedaban en nada. Dicho esto, Coutinho es de esos jugadores en los cuales percibes algo mágico y es que sus controles y sus eléctricas arrancadas suelen anunciar un final feliz y vaya si llegó, pero eso será narrado al detalle después.

Por su parte el Stoke abusaba de pelotazos estériles de Butland hacia Walters y Mame Diouf, cuyo éxito o no dependió más bien  de los fallos de Lovren, de quién se espera una mejoría evidente en este nuevo curso o de Skrtel. Esperemos que a lo largo del año, la presencia de Van Ginkel mejore a los Potters en la labor de surtir de balones a la línea de trescuartistas, lugar donde jamás habían gozado de semejante colección de buenos futbolistas, con la presencia de nombres tan afamados como los de Afellay, Charlie Adam o el del reciente fichaje, a falta de confirmación oficial, Xherdan Shaquiri.

Antes del momento mágico del partido, apenas una ocasión clara de Lovren en un córner que obligó a estirarse a Butland ,el posterior disparo entre los tres palos de Benteke y un puñado de llegadas sin finalizar, formaban parte del bagaje ofensivo del Liverpool, mientras los locales del Britannia apenas inquietaban salvo por las frecuentes subidas del ex-red Glen Johnson, cuya presencia anuncia beneficios inmediatos al Stoke. Y en estas, entre la mediocridad del partido, entre tanta imprecisión y tan poca chispa, Coutinho prendió la mecha.

Ya decíamos que sus arrancadas y sus conducciones hacia el fracaso anunciaban algo grande a pesar de no provocar absolutamente nada positivo o reseñable hasta el momento para su equipo. El mayor mérito de Rodgers y es posible que el único en el partido, fue no elegir a Philippe como jugador para abandonar el campo y es que aguantar al talento en el verde siempre suele salir a la perfección, se diga lo que se diga. Y así fue, control espléndido con giro tras pase del debutante Joe Gómez, rápido como una centella, apenas 1 o 2 segundos de conducción con algo de espacio y ya está, zapatazo teledirigido a la escuadra de Butland. La magia carioca se anotó tres puntos, en un partido muy del estilo de los que el Liverpool no fue capaz de amarrar el año anterior y en una jornada inaugural donde Arsenal y Chelsea pincharon. No es mucho, pero algo es y quién sabe si se revalorizará con el tiempo, deben o deberían pensar en Anfield.

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