miércoles, 12 de agosto de 2015

Barça 5-4 Sevilla: Supercampeones

Por Jorge Laguna (@FutbolitisJLC)

Ayer en Tiflis vivimos una de las finales europeas más emocionantes de los últimos años. Barcelona y Sevilla se presentaban en Georgia sin mucha preparación, lo cual se vio reflejado en el partido. El Barça era favorito por plantilla, pero el Sevilla no tenía nada que perder.

En general fue un partido condicionado por los errores y la efectividad en los tiros libres. Pese a ver más fallos que aciertos, por tramos vimos a los equipos con una frescura impropia de estas fechas.

El partido comenzaba con un Sevilla muy activo intentando llegar a la portería de Ter Stegen. De un fallo defensivo del Barça, que provocó una falta al borde del área, vino el primer gol de Ever Banega. Sublime.
Tras el palo inicial, el Barça comenzó a hacer su juego de toque, y ahí apareció el mejor futbolista del planeta (para algunos de la historia), y transformó dos libres directos de una forma igual de sublime que la anterior de su compatriota Banega. En esos minutos se veía un Barça muy entero y con un ritmo bastante alto.

Tras ponerse en ventaja el Barça apostó por una táctica: mantenían la posesión en zona de portero – centrales a un ritmo lento, y cuando llegaba la primera línea de presión sevillista, la superaban con un pase hacia el “eje”, Segio busquets. A partir de ahí de Busquets se pasaba a la línea de ataque, donde el Barça es el equipo más peligroso del mundo. Con esta táctica llegó el gol de Rafinha que encarrilaba el partido.

Al inicio de la segunda mitad, se vio un Sevilla un tanto decaído. Un error garrafal de Tremoulinas en la salida de balón provocó el cuarto de los culés, en este caso de Luis Suárez. Con este gol, se produce un cambio, entra Sergi Roberto por Iniesta. Con este cambio el Barça perdió lo que necesitaba, un hombre que diera pausa y que te asegurara el balón.

A partir de ahí, el Sevilla le echó casta a la situación, y ante un error defensivo del Barça que dejaba dos pasillos, tanto a Vitolo para centrar como a Reyes para rematar, el marcador se apretaba en un 4-2.

Emery detectó que con Mascherano de central podrían crear superioridad metiendo centros. En esta situación, con un Sevilla crecido, y un Barça dormido, llegó el tercero del Sevilla. Mathieu comete un penalti absurdo que transforma Gameiro. El partido se ponía más que interesante.

Luis Enrique sacó otra torre para defender los balones colgados. Pero aquí fue donde se notó que el Sevilla tenía un banquillo con más recursos. Mariano, Konoplyanka e Inmobile salían al campo. Dos balas para correr y poner centros, y un delantero rematador.

En otro fallo de la defensa culé, de Bartra en concreto, llegaba el empate de manos del ucraniano tras una buena acción de Inmobile. Todo pintaba mal para el Barça, el Sevilla estaba mejor física y mentalmente. Messi no tenía opciones, había dos o tres mrcas encima cada vez que recibía.

En esta tesitura, llegábamos a la prórroga, la cual en la primera parte, lo único que nos aportó, fue la entrada al campo del héroe de la noche. Un Pedro, que tras los rumores de su salida y su suplencia en este partido, parecía proponerse un último reto. En la segunda parte del tiempo extra, vimos a un Sevilla mermado por el físico. El Barça no encontraba soluciones para penetrar la muralla sevillista, hasta que volvió a aparecer. Leo Messi provocaba una falta al borde del área. Él iba a ser, como no, el encargado de tirarla.

El golpeo se estrellaba en la barrera y todo parecía conducirnos a los penaltis, pero el rechace le llegó a Messi, que se sacó un gran disparo que pasaba entre la muralla de piernas y parecía entrar. Ahí aparecía Beto. Pero lo que no sabía es que el oportunista de Pedro era el mejor colocado esperando cualquier rechace para marcar, y así lo hizo, dando final a esta gran final.

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