lunes, 18 de noviembre de 2013

Batacazo galo

Por Jon Fernández

Ucrania dos, Francia cero. El resultado dice mucho. Los galos necesitan apelar a la épica en Saint Denis. Sino, no estarán en el mundial. Sería un desastre para ellos. Hace siete años y medio, acabó una de las etapas más gloriosas de la selección francesa. En el mundial de Alemania llegaron a la final, pese a que finalmente no la ganaron. Aquel día se retiró Zinedine Zidane. Tiempo más tarde hicieron lo mismo otros como Barthez, Makele y finalmente, en el mundial de Sudáfrica, Thierry Henry. En ese mismo mundial hubo un gran escandalo en el entorno de los galos. Varios jugadores fueron expulsados de la selección. El propio Henry dijo que no se le respetaba como antes.

Franck Ribery
La anterior generación de futbolistas dieron una eurocopa y un mundial a su país. Ahora, está claro que tienen nivel suficiente para estar en el mundial, pero tienen muy complicado ir. Benzema y Ribéry, por ejemplo, son grandes jugadores, pero no tienen capacidad de mandar. Es un equipo sin un lider. Solo Abidal, Evra y Landreau superan la treintena de años. Además, es una selección que no sabe a lo que juega. Basa su juego en los individualismos de sus mejores jugadores. Y el viernes quedo demostrado que ese estilo no sirve para ganar a equipos de tipo medio-bajo como Ucrania.
Es cierto, y también hay que reconocerlo, que los ucranianos jugaron un gran encuentro, muy ordenados y aprovechando sus oportunides. Y hay que tener en cuenta que Nasri falló un uno contra uno con 1-0 en el luminoso. Y si a eso le sumas que a Koscielny se le va la pinza y comete un penalti de libro, y al final acaba expulsado, y que por esa tontería se perderá la vuelta, te das cuenta de que no es únicamente un problema de juego. Pero en gran parte sí que lo es.

Los bleus lo darán todo en Saint Denis, pero por ganas no van a ganar a Ucrania. Necesitan el fútbol que sus jugadores realizan en sus clubes, pero no son capaces de trasladarlo en la selección. Sería un gran fracaso no estar en Brasil. Un fracaso, que está muy cerca de hacerse realidad.

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