viernes, 17 de julio de 2015

Reflexiones Nocturnas (XXI): C'est la vie

Por Jon Fernández (@Mur_98)

La vida es complicada, pero al mismo tiempo satisfactoria. Hay que superar dificultades, y al hacerlo nos sentimos bien con nosotros mismos. Se trata de una carrera de obstáculos en la que tú mismo eres tu único rival. El deporte también es algo parecido. Al fin y al cabo, es un elemento más de la vida, no algo que trasciende fuera de ella.

Todos tenemos problemas, también Cristiano y Messi, LeBron y Curry, Alonso y Hamilton. Por diferentes que parezcan, son personas. De carne y hueso, como tú, querido lector. La vida sin obstáculos sería como un estadio vacío. Faltaría algo. Superarlos es lo que nos hace felices, más que la ausencia de ellos. Darnos cuenta de nuestras capacidades, de que podemos llegar más lejos de lo que pensamos. Para que un triunfo sea triunfo, tiene que haber un rival, un escollo que superar. También es necesario jugarse algo, tener un riesgo. Si en el 100% de los casos saldrás victorioso, no disfrutarás. En la vida hay que arriesgar.

Pero no todo es tan fácil como dicta la teoría. Hay que tener valentía, cosa que es fácil decir y difícil poner en práctica. No siempre ganarás, y perderás batallas en las que lo hayas dado todo. El máximo de uno mismo no asegura la victoria. Como le ocurrió al Alavés en la UEFA de 2001, uno de los escenarios más tristes de la historia reciente del fútbol. La vida te dará golpes duros, muy duros, como el gol de Geli en propia en el 117´ de aquella final. Y también entran en juego las emociones. Las amargas lágrimas de Karmona reconociendo que no habría otra oportunidad. Que habían perdido y no podrían revertirlo jamás. Llevaba razón. La decepción tras no lograr el objetivo. Al menos lo intentaron con todo, y nunca podrán preguntarse qué hubiera pasado si lo hubieran buscado con todas sus ganas. Porque lo hicieron. A veces, los remordimientos de no intentar conseguir una meta superan la tristeza de una hipotética derrota. Es mejor no quedarse con la duda. 

Pero no todo es oscuro y triste. La euforia de conseguir algo complicado puede borrar de nuestra memoria duros contratiempos. Pensaremos entonces que el sufrimiento mereció la pena. Que la vida es maravillosa. Lo es, con sus adversidades, pero lo es. Aunque tu equipo de fútbol descienda, la chica que te guste no te haga caso, suspendas siete, te rompas alguna parte de tu cuerpo o pierdas el trabajo. Son vallas que saltar, listones que superar para seguir adelante. 

Y ahora, pensad en cómo habéis interpretado el texto, y os daréis cuenta de que hay muchas maneras de afrontar la vida. Algunos habréis visto el artículo desde un punto de vista deportivo y os habréis detenido en los ejemplos del Alavés, los cuales habréis extrapolado al resto de párrafos. También habrán los que han hecho lo mismo, simplemente cambiando el ejemplo del club vitoriano por el de su equipo, que seguro habrá vivido situaciones complicadas. Otros, en cambio, habréis percibido el texto como un pequeño ensayo sobre la vida, con un par de anécdotas futbolísticas para justificar su presencia aquí. Cada uno habrá puesto énfasis en las adversidades mencionadas que le afectan personalmente, porque no existen dos situaciones iguales. Pero sea cual sea esa situación, hay que seguir saltando vallas. Hacia delante. Como dirían los franceses: C'est la vie.

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